Bueno. Ya está. Ya han pasado siete días, y estoy aquí, a las puertas del conservatorio, una vez más.
¿Por qué no habré decidido morirme ayer?
Siento cada vez más plomo en mis pies En cada escalón me pesan más y más. Siento que ya no puedo elevar una vez más el pie. Deseo quedarme allí para siempre, y no llegar arriba, no llegar arriba, no llegar arriba... O hacerme un esguince el tobillo, y darle como mínimo un poco de lástima, seguro que mi profesor, en el fondo, tiene corazón...
Qué gracioso, resulta que a mi tobillo se le ocurre torcerse escandalosa y ridículamente justo cuando menos me hace gracia. En el último concierto que tuve, me tropecé subiendo las escaleras al estrado... O el otro día, repartiendo unas hojas en clase, patapún. Lo mejor de todo es que no me tropiezo, si no que hago como un amago... Parece que sí... Pero no. Eso sí, hago el doble de ridículo. Seguro que resulta gracioso verme, y me río, pero a veces es bastante... ¡Fastidioso!
Bueno, a lo que iba... Que cuando podrían salvarme de una situación tan extrema como esta, se les ocurre funcionar de maravilla, a mis tobillos. Es cierto que gracias al ''gigántico'' cuerno de chocolate que he engullido para darme ánimos, hoy no estoy tan terriblemente como la semana pasada (menos mal, no mejor)... Pero aún así no reprocharía a mi cuerpo que le entrara la gripe, sarampión, o un simple desmayo...
Oh, oh.
Oigo su voz.
Siento que se acerca a la puerta.
El Holandés Errante va a dar la clase, de la alumna que va antes que yo, por terminada.
Se acerca el momento de mi Juicio Final.
Sólo pido un secillo vahidito... Un mareo...
-Schonk. (Puerta que se abre con decisión)
Aparece la imponente figura que me indica que, a menos que me dé un derrame cerebral, no puedo hacer nada para evitar que comience La Clase.
-Hola...-intento no parecer desilusionada al ver su sano aspecto. ''Parece que hoy tampoco le va a dar un ataque.''
-Ah, hola.
-Había un niño aquí fuera esperando...-''¡Ojalá sea un alumno al que tenga que dar clase, y me diga que no puede ocuparse de mí hoy!''
-¡Oh! ¡Es mi hijo!-murmura la madre que sale del aula tras mi compañera de tortura. Pobrecilla, su madre se empeña en ver su humillación. Yo ya pasé por eso en primero.
-¡Hasta luegoo!- La alumna sale contenta porque ya lo ha pasado, y, comprensiva, me echa una mirada que claramente me dice ¡Suerte, hermana!
-Bueno, adelante.
-Schonk. (Puerta que se cierra con decisión)
''Adiós, mundo cruel.''
2 comentarios:
Jajaj ¡toda una heroína! :D
Clases de piano? Mortales, hermana :S
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La vida, la vida.