Imagínate, mama, ayer, ya faltaba poquísimo para que empezaran a dar las campanadas del nuevo año. Yo dejé mi copa de champán sobre la mesita de té y el perro-oso (porque es demasiado grande para ser llamado sólo perro) la tiró al suelo al mover la cola. La anfitriona fue corriendo a recoger los trozos para que nadie se cortara, y cuando ya había terminado casi de recoger, empezaron las campanadas. Ya conoces esa costumbre de comer una uva con cada campanada, ¿no? Sí, ya sé, ¡creo que les gusta empezar el año arriesgándose la vida de esa manera! Bueno, pues ella fue corriendo a tomarse las uvas, se sentó entre los dos sofás, en el reposabrazos de uno, y de pronto, oímos un estruendo y desapareció. ¡Sí, se había caído! ¡Y de qué manera! (risas) ¡Pero es que encima se puso a buscar las uvas que habían rodado por el suelo y

Creo que estoy empezando a comprender lo importante que es para los españoles toda esa ceremonia de las uvas, mama. Si hubieras estado allí... (vuelven a reír) ''
1 comentario:
Créeme cuando te digo que en mi casa hubo un circo parecido jajaja (Yo era la hija que estaba morada xD)
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La vida, la vida.