Todo empezó aquel día gris
en que dejaste de decir orgulloso
"¡YO SOY!"
Y, entre avergonzado y temeroso, bajaste la cabeza
y cambiaste tus palabras y actitudes
por un pensamiento
"YO DEBERÍA SER..."
Deberías saber que no "deberías" nada en absoluto.
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La vida, la vida.