- ¡Lo he dejado todo por ti!
- A ver, Marcela, cómo te lo digo. No te confundas, que solo fue una cosa del momento.
- Me dijiste que llevabas ocho años queriendo declararte.
- ¿Eh? Mira, estás bien, pero fue cosa de una noche, tía. Lo pasamos bien y punto.
- ¿De aquesta suerte me tratas?
- No hay replicarme. (Nunca se acordó bien de esa escena)
Pero en realidad, como no quería saberlo, Marcela nunca preguntó. Pray for las Marcelas del mundo.
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La vida, la vida.