lunes, 24 de enero de 2011

Pero sobre el fondo vulgar de todos aquellos rostros humanos, la figura de Emma se destacaba aislada y más lejana.

- ¿Irá usted? -le preguntó ella. 
- Si puedo -contestó él. 
¿No tenían otra cosa que decirse? En sus ojos, sin embargo, rebosaba una conversación más seria; y , mientras se esforzaban en encontrar frases banales, se sentían invadidos por una misma languidez; era como un murmullo del alma, profundo, continuo, que dominaba el de las voces. Sorprendidos por aquella dulzura nueva, no pensaban en contarse esa sensación o en descubrir su causa. 

Madame Bovary

A pesar del calor.

Llegaron al mediodía. A pesar del calor, llevaba una chaqueta. Lloraba. Se arrojó a la cama desconocida. No quiso moverse. De pronto, ring. Teléfono. Mamá habló. Una voz traía noticias que la hicieron reír frenéticamente. No puede ser, gracias, gracias. Se incorporó con esperanza. Mamá sonrió. Sí. Te está esperando.
A pesar del calor, llevaba una chaqueta, y corría, corría sin parar. Estaba ahí. Sí. Estaba esperando. No puede ser, gracias, gracias. Vamos con los demás.
A pesar del calor, corrían, corrían sin parar. Se arrojaron a la cama desconocida. Empezaron a reír frenéticamente. Mamá gritó. Era la hora.
Abrieron los ojos. Qué calor. El sol. El cielo. La brisa infinita. Nunca olvidaron el aroma de Koc.

domingo, 23 de enero de 2011

[14, XLIX]

Alguna vez la encuentro por el mundo
y pasa junto a mí,
y pasa sonriéndose y yo digo:
¿cómo puede reír?

Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: —Acaso ella se ríe
como me río yo.


GUSTAVO ADOLFO B.

Madame Bovary

''Tengo una religión, mi religión, y tengo más que todos ellos, con sus comedias y sus charlatanerías. Por el contrario, yo adoro a Dios. ¡Creo en el Ser Supremo, un Creador, cualquiera que sea, me importa poco, que nos ha puesto aquí abajo para cumplir aquí nuestros deberes de ciudadanos y de padres de familia; pero no necesito ir a una iglesia a besar bandejas de plata y a engordar con mi bolsillo a un montón de farsantes que se alimentan mejor que nosotros! Porque se puede honrarlo lo mismo en un bosque, en un campo, o incluso contemplando la bóveda celeste como los antiguos. Mi Dios, el mío, es el Dios de Sócrates, de Franklin, de Voltaire y de Béranger.'' 
Señor Homais.