sábado, 23 de enero de 2010

Oda la hilaridad III

''Mike y yo ya nos habíamos asentado en España. Mi madre decidió venir a visitarme para un par de semanas, y así conocía a la familia de Mike, y yo quería enseñarle algo de este país. Y bueno, llegó el día en que las suegras se iban a conocer.
Mike y yo estábamos nerviosos, primero, porque no sabíamos si iban a conectar, y segundo, lo más importante, ¿cómo iban a comunicarse? Ninguna de las dos conocía el idioma de la otra. Mi madre sabe algo de inglés, pero ya... Y la madre de Mike sólo español. Podía traducir yo, pero seguro que querrían hablar solas también.
En fin, que llegamos, y todo comenzó muy bien. Estuvimos hablando los cuatro estupendamente, y mientras paseábamos, ellas, como ya estaban cansadas, se sentaron en un banco, y les dejamos solas, espectantes por lo que podía pasar. Desde lejos les miramos, intrigados. Se sonreían la una a la otra, charlaban animadamente, mezclando sus idiomas con gestos, muecas y sonidos. Incluso se reían de vez en cuando por algún chiste que habían comprendido ambas. Eran genial, se veía que se entendían perfectamente. Después de un rato, volvimos con ellas. Les pregunté a las dos (a cada una en su respectivo idioma, claro) que qué tal había ido, y las dos se miraron, muy contentas, y sonrieron, y mi madre me dijo: ''Maravilloso, hemos hablado de ropa y coincidimos en muchos gustos'' , y mi suegra me contó, a su vez ''Muy bien, le hemos hablado de lo difícil que es tener hijos.'' Se volvieron a mirar, visiblemente satisfechas. Yo las miré a las dos, y estaban plenamente convencidas de que habían hablado de ropa y de niños. Cuando llegamos a casa y se lo conté a Mike, estuvimos horas riendonos. Por lo menos, las dos creyeron que conversaban bien a gusto. Aún me río recordándolo..."

Ah, las carcajadas.

1 comentario:

Vicky dijo...

Mi ridegas! :D
(Me río a carcajadas ^^)

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