viernes, 18 de diciembre de 2009

Oda a la hilaridad.

''La miré, y me reí a carcajadas.''
''Él no pudo reprimir una carcajada.''
''Todos irrumpimos en carcajadas.''

Carcajada. Me encanta esa palabra. Ah, es tan agradable, una carcajada. Difícil de plasmar por escrito (el burdo jajajajaja poco se le acerca).

Reírse a carcajada limpia. ¡Qué placer!


''Ella se sentía muy incómoda. Estaba esperando al autobús, y se había encontrado con ese chico de su clase que no le caía especialmente bien. Tampoco le parecía mala persona, ni estúpido, pero la verdad es que apenas habían hablado nunca, nada más que saludarse, o ''¿Qué nota has sacado?'' o ''¿Qué hay de tarea?'' o cosas por el estilo.


Total, que tampoco tenían ninguna razón para ignorarse, pero tampoco para hablarse, pero para no quedar mal, ella empezó por saludarle. Él había cruzado la carretera delante de sus narices, y sus miradas se habían encontrado en un microinstante, así que ya no podía fingir que no lo había visto. Además, esta perspectiva le parecía un tanto cobarde. Pero, de todas formas, allí estaban, deseando estar en cualquier otro lugar del mundo menos allí, tras haberse medio sonreído y saludado. Los temas banales tipo ''qué rollo, esta profesora, qué tonta'', ''cómo voy en esta asignatura'' o ''qué frío hace'' ya se habían acabado, y tal vez no estaba pasando mucho tiempo, pero a ellos ese silencio se les estaba haciendo eterno.


Como ya he dicho, ella se sentía muy incómoda. Le apetecía hacer lo que siempre hacía, esperar al autobús, ponerse música en su iPod, desconectar, observar a la gente, escuchar conversaciones, o simplemente, sumirse en sus pensamientos. Pero no, allí estaba él, que de hecho ahora le estaba pareciendo realmente estúpido (¿¡a quién se le ocurría fastidiarle ese momento cogiendo justo esa villavesa a esa hora?!), haciendo como que estaba pensando qué decir (bueno, podía ser que realmente estara pensando qué decir). Ya estaba pasando a sentirse molesta, aunque en realidad no habían dicho nada más.


Y de pronto, un señor con prisas pasó junto a ella corriendo y, sin querer, la empujó. Ella, desprevenida como estaba, se tambaleó peligrosamente, nunca llegó a entender cómo demonios, pero se le torció el tobillo derecho y se tambaleó aún más peligrosamente, y, probablemente, aún más ridículamente. Tras un juego de manotazos y bamboleos desesperados por mantener el equilibrio, que se le antojaron interminables, en los que todos los que se encontraban a su alrededor mantenían la expresión de terror por el posible golpetazo que se avecinaba, de pronto, encontró estabilidad y volvió a su posición natural. 


Estaba, ahí, de pie, como si nada hubiera pasado. ''Bueno, he sobrevivido, a pesar de todo.'' Su compañero la miraba de una manera muy extraña. De pronto, ella se vio desde fuera, como bailando samba con el cuerpo lleno de pulgas y borracha, en su macarrónico intento por salvarse de una aparatosa calabazada, y lo comprendió. Se miraron a los ojos, y algo hizo clic. Ambos estallaron en sonoras carcajadas sin poder evitarlo.


Cuando ya no les quedaban lágrimas, y les dolían los músculos de la cara de tanto reír, se volvieron a mirar a los ojos, y sonreían, pero esta vez, de verdad, divertidos, alegres, sinceros.
Ella hoy recuerda ese clic con infinito cariño. No sabe si fue el destino, pero después de muchos clics, y no tantos, surgió otro.




''Ah, las carcajadas.''

2 comentarios:

Vicky dijo...

Maaaaadree... ¡Esto está basado en hechos reales! ¿Verdad? JAJAJAJAJJAAJ [Carcajada, carcajada, carcajada]

Sabina dijo...

Sí obviamente,jajajajajaaja cómo iba a poder describirlo tan bien si no?? xDDDD

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La vida, la vida.