domingo, 10 de octubre de 2010

Esto sí es vida.

Llega el día en que te levantas por la mañana con un fin de semana insultantemente bien planeado. 
Te levantas y ya conoces perfectamente todo lo que vas a hacer en lo que te espera de día, y del día que le sigue. Es un plan estupendo, de verdad. Sí, lo llevabas planeando desde hace tiempo. 
Te levantas, piensas un poco. Piensas, por qué no. Decides hacer una pequeña modificación en los planes de la tarde. Y llega el día en que te levantas y si te hubieran dicho lo que te iba a pasar ese fin de semana, te habrías meado de risa por lo inverosímil. Por lo surrealista de la ocurrencia de la persona que ha podido inventarse semejante fantasmada.
No sabías que esa pequeña modificación en los planes de la tarde podría haber sido el hecho que desencadenara todo lo demás. De todas formas, ahora tampoco podrías asegurarlo.
En una sola noche, dejaste hablar por los codos a tu subconsciente. Te ilusionaste. 
Perdiste la esperanza de seguir importando a esa persona. Buscaste sus ojos. No los encontraste, ni con ellos, esa mirada de fría y sincera indiferencia que tanto te duele, pero que todavía no te has acabado de creer del todo. 
Te reencontraste con tu compañero, aquel con el que después del verano perdiste contacto, y que extrañaste mucho. Te llevaste una sorpresa. Alguien hizo que tu corazón se encogiera de nostalgia. Viste a lo lejos una cara conocida que tanto apreciaste, y que, por mucho que te fastidie admitirlo, te apena que ya no volváis a hablar. Te llevaste una alegría. 
Volviste a llorar por el amigo que creías perdido en un camino sin retorno. Volviste a oír su voz de verdad, su voz de verdad dirigida a ti. Volviste a sentir su acogedor aroma. Volviste a disfrutar de su particular risa. Volviste a enternecerte por su adorable aspecto. Te preguntaste seriamente cómo podías haber aguantado más de un año sin él. Y probablemente nunca sepáis la respuesta, porque sentisteis como si no hubiera pasado ni un minuto desde la última vez, hace 14 meses, que os dijisteis ''hola''.

Nunca pensaste que tal vez por eso no quisiste irte. Y no fuiste. Y no hiciste nada de lo que planeaste. Ni siquiera cumpliste una parte de tus planes.

Sin embargo, todo lo que jamás habrías imaginado, todo lo que jamás habrías planeado... Se cumplió a la perfección. 

  


1 comentario:

Jon Machalón dijo...

A éste me refería! La última frase, esa frase hace que me den escalofríos :)

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La vida, la vida.